Aunque cada niño y niña es único y diferente a los demás, existen diversos patrones comunes del desarrollo infantil, relacionados con la adquisición de una serie de habilidades, que sirven de referencia a la hora de identificar posibles señales de alerta para la detección del TEA entre los 12 y los 24 meses de edad.
Estas conductas, presentadas de forma aislada, no implican que un niño o una niña tengan TEA, pero sí es recomendable realizar una evaluación especializada y exhaustiva del desarrollo del niño que confirme o descarte el diagnóstico.
¿Cuáles son las señales de alerta para la detección del autismo?
Antes de los 12 meses:
- Escaso contacto ocular.
- Sin anticipación cuando le coges en brazos.
- Falta de interés en juegos interactivos.
A los 12 meses:
- No balbucea.
- No hace gestos para comunicarse.
Entre los 12 y los 18 meses:
- No responde a su nombre.
- No mira hacia donde señalas.
- No señala para pedir algo.
- No muestra objetos.
- Tiene una respuesta inusual ante determinados estímulos auditivos.
A los 18 meses:
- No dice palabras sencillas.
Entre los 18 y los 24 meses:
- Retraso en el desarrollo del lenguaje.
- Falta de imitación (gestos, acciones).
- Formas repetitivas de juego.
- Ausencia de juego simbólico.
- Falta de interés por relacionarse.
A los 24 meses:
- No dice frase espontáneas de dos o más palabras.
Se precisa de una valoración especializada basada en la conducta observable, realizada por un equipo multidisciplinar de profesionales con formación específica:
- Exámenes médicos.
- Valoración genética.
- Exploración otorrinolaringológica.
- Evaluación psicológica.
Un diagnóstico precoz es el pilar fundamental que nos permitirá acceder cuanto antes a una atención temprana específica y especializada, imprescindible para favorecer el desarrollo, la calidad de vida y favorecer el bienestar emocional tanto de los niños y niñas como de sus familias.